Komoder fundación Proyecto 1000 - Cristo en África
El país más pobre del mundo
Burundi es una región cercana al centro del continente africano, situada entre los Grandes Lagos y el Gran Valle del Rift. Es un país que nunca recibe mucha cobertura en las noticias, porque al ser extremadamente pobre parece obvio que allí no pasa gran cosa. Pero su historia es extremadamente turbulenta, habiendo sido disputada durante siglos por colonos alemanes, británicos y belgas, y constantemente expuesta a sangrientos golpes de Estado. Burundi fue una vez una monarquía, pero ahora es una especie de república parlamentaria dominada por la lucha de 21 partidos políticos, en un contexto de pobreza, corrupción e inestabilidad. En una clasificación de los niveles de vida en todo el mundo, Burundi ocupa el puesto 156, con una tendencia a caer aún más, de forma lenta, pero segura.
Más de 11 millones de personas viven en un área unas diez veces más pequeña que Rumania, la mayoría de ellas en la pobreza extrema. El ingreso per cápita en este país es de $270 al año. En comparación, en nuestro país este ingreso es de $32.800, en un momento en que consideramos que atravesamos la peor crisis económica en 30 años. También comparativa y matemáticamente, podríamos decir que la vida en Burundi es 121 veces más dura que en nuestro país. La revista Capital ha declarado a Burundi el país más pobre del mundo en 2021.
Burundi, una crisis humanitaria permanente
Mirando estas cifras, incluso más allá de las imágenes que rara vez nos llegan, es muy fácil crear una imagen mental de las condiciones y de la esperanza de vida de las personas que habitan en esta parte del mundo.
La crisis humanitaria es permanente, hay grandes áreas sin agua potable en su totalidad, formadas por zonas desérticas donde no crece absolutamente nada. Hay decenas de comunidades que están absolutamente aisladas, sin ni siquiera, tener la infraestructura más básica que les permita trasladarse a aglomeraciones urbanas un poco más desarrolladas. En Burundi, para la mayoría de la gente, es un lujo tener una muda de ropa o un par de zapatos. Los niños son los que más sienten los efectos de la pobreza extrema. Ellos son los más afectados, ya que sus medios para escapar de su situación están limitados por un sistema educativo casi inexistente.
Una Iglesia Ortodoxa en el centro de África
Burundi no solo ha sido territorio de disputas coloniales a lo largo del tiempo, sino también un espacio comunitario abierto a la conversión religiosa. De hecho, como sucedió en toda África, los primeros misioneros eran católicos romanos. Ellos son los que comenzaron a evangelizar, y pronto fueron seguidos por los ortodoxos. Alrededor de estas iglesias creció un movimiento de resistencia contra la pobreza y el analfabetismo. Parece increíble, pero en algún lugar del corazón de África hay sacerdotes que también sirven en rumano. En Buramata, el sacerdote Metropolitano Inochentie de Ruanda y Burundi ha reunido a la comunidad local en torno a la iglesia, buscando ofrecer protección principalmente a los cientos de niños de la zona. Sus acciones están tratando de resolver los mayores problemas de la comunidad: el acceso a agua potable, alimentos y ropa para los pobres.
Ayuda a una persona y salvarás al mundo!
"Las acciones sociales son buenas en sí mismas, pero tenemos que tener mucho, mucho cuidado, porque al enfocarnos en los problemas sociales podemos olvidarnos de los aspectos espirituales. Así que tenemos que combinar ambos: centrarnos en las acciones espirituales, pero también atender a las cuestiones sociales. Oramos para que podamos acudir en ayuda de las personas sin esperar que adopten la fe ortodoxa. De lo contrario, se sentirán engañados.” dice el sacerdote Metropolitano Inochentie.
Amigo de los rumanos y especialmente de la gente de Cluj, este sacerdote ha visitado nuestra ciudad varias veces en un intento de dar a conocer los problemas de su comunidad y buscar ayuda y socios para construir una infraestructura que permita a las generaciones futuras esperar más de la vida.
“Al ayudar a un niño, ayudas a toda una comunidad. De hecho, en el idioma original suena más o menos así: ‘Uno por uno hace un bulto’ o ‘Kamukamu’ en ugandés, un proverbio que significa que el individuo, la persona, es más importante que la multitud, la masa”.
Así lo dice y cree este sacerdote que dos veces al año organiza un campamento donde acoge a 1000 niños de la localidad durante dos semanas, tratando de educarlos, vestirlos y sobre todo alimentarlos. Su misión es extremadamente difícil, por lo que cuenta con la ayuda de voluntarios y del clero ortodoxo de Burundi. El nivel de vida de la gente es tan bajo que cualquier mano amiga es más que bienvenida.
Fundación Komoder y el proyecto más importante del último año
A principios de noviembre, la Fundación Komoder pudo enviar camisetas a los 1000 niños que participaron en el campamento del sacerdote Metropolitan Inochentie, en un intento de abrir un camino de generosidad y humanidad, un camino que pasa por cada uno de nosotros, independientemente de la raza, la nacionalidad o creencias religiosas. La Fundación Komoder se fundó recientemente en 2021 y ejecuta 6 proyectos humanitarios para ayudar a los jóvenes necesitados o afectados por enfermedades crónicas. Sin duda, el proyecto de Burundi fue el más complejo e importante, siendo el primero de una serie que se desarrollará en esta región. La Fundación Komoder está íntegramente respaldada por la empresa del mismo nombre, distribuidora europea de las primeras marcas de sillones de masaje.
Además, la Asociación “Cristo en África” realiza constantemente actividades humanitarias y logísticas para ayudar a los niños africanos. Al visitar https://hristosinafrica.org/ podrás descubrir las increíbles historias de estas personas y el destino que a veces, inexplicablemente, nos une en los momentos más difíciles.
Tu ayuda puede ser material, enviando tus donaciones a las cuentas que se han abierto al efecto, o puedes redirigir el 3,5% de tu IRPF anual a la Asociación “Cristo en África”.
